El Humor argentino es cosa seria

Humor Registrado junto a su marcado humor irónico, pudo generar respuestas en los argentinos y enfrentar a uno de los más temibles regímenes que sufrió el país, dado por la última dictadura militar.

Es verdad que la Argentina se caracteriza por su humor, no es raro ver en periódicos o revistas usualmente sátiras o ilustraciones que muestran nuestro marcado humor irónico. Muchas veces la risa se la utiliza para mofarse de ciertas actitudes o rasgos que puedan tener personalidades políticas, del espectáculo, etc. Nos reímos de ciertos aspectos de nuestra sociedad y cultura, pero ¿Es posible utilizar al humor, la sátira o ilustraciones gráficas para sobreponernos del dolor?

Opté por el tema de las revistas de humor y la sátira ya que me interesó analizarlas, no sólo como un tema cultural y político, sino para pensar como diseñadores los aspectos que llevaron a las mismas al éxito. Elegí para desarrollar la revista Humor Registrado, publicada en 1978. ¿Porqué llamaba la atención, que componentes la hacían atractiva?

Como primera instancia, ya que estamos elaborando en éste ultimo tramo del año revistas, lo que hice fue indagar, buscar cómo se realizan, cuáles son sus objetivos principales y cómo se componen. En general, coinciden que se debe iniciar creando un concepto. Es necesario definir de qué va a hablar, de qué manera, a quiénes va a ir dirigida y qué es lo que se va a utilizar para llamar su atención. Como mencioné previamente estos conceptos los voy a analizar en conjunto con la revista Humor Registrado, cuyo concepto era tan claro como abrupto: hablaba de temas que estaban prohibidos en una sociedad silenciada y reprimida, con un un tono humorístico junto a unas desopilantes ilustraciones.

Su primer número salió durante la última dictadura militar, cuyo régimen llevaba una política muy estricta de censura hacia los medios de comunicación. Los opositores se vieron silenciados y pocos medios pudieron representar sus ideas de forma libre. En éste contexto político y social, Andrés Cascioli lanza ésta llamativa revista que iba a lograr que la sociedad pierda el miedo y se ría de los militares. Él sostenía: “Si satirizamos a la dictadura, la vamos a ridiculizar y destruir”.

Comenzó como una revista de humor y que luego se convirtió en una revista con una alta dosis de política. En los primeros años, la revista fue tanteando hasta dónde podía llegar y se fue metiendo de a poco en cuestiones más delicadas para la dictadura. Cuando eso sucedió, en 1981, ya vendían cerca de 100.000 ejemplares, lo que hubiera generado un escándalo si la prohibían, como otro de los sistemáticos actos de censura.

Sus páginas cobijaron y alentaron ex­pre­sio­nes periodísticas y artísticas que otros medios ignoraron, hasta convertirla, durante la larga noche del terrorismo de Estado, en un símbolo de la libertad de expresión y de com­pro­mi­so con la democracia y los Derechos Humanos, va­lo­res resignificados en la Argentina y el mundo a partir de los ochenta. Una ge­ne­ra­ción en­te­ra se constituyó en su público leal y activo. Hoy la recuerda como un hito en sus vidas: a través de la re­vis­ta se informó, rió, juntó bronca, adoptó gustos y hábitos cul­tu­ra­les y aprendió a ser crítica. Se trató, sin dudas, del último fenómeno gráfico masivo producido en la Argentina por la cultura alternativa. Un producto genuino, que generó un espacio propio sin padrinos publicitarios.

Periodistas, escritores, humoristas y dibujantes de primer nivel nutrieron su staff y pro­du­je­ron páginas memorables para el regocijo de sus lectores y disgusto de los censores y del poder político y económico. No fue, por supuesto, una actividad impune: la publicación y muchos de sus hacedores debieron soportar de ma­ne­ra reiterada los intentos de censura y las intimidaciones. Resistió, en gran medida porque se sintió, antes que nada, protegida por sus propios lectores y comprometida a seguir ante ellos. Humor supo captar al lector progresista a través de notas, reseñas y entrevistas que la convirtieron en un bastión del pensamiento crítico de la época.

Concluyendo éste análisis, creo que como diseñadores gráficos debemos estar abiertos y dispuestos a hablar de cualquier tema que nos inquiete, sin dejarnos reprimir, ni censurar, por nuestro rol de comunicadores, debe ser nuestra obligación. Humor Registrado tuvo éxito no solo por los grandes profesionales que la componían, sino que también, por que se ganó a un público que estaba necesitando una revista que los libere del silencio y esclarezca la situación en la que estaban viviendo. El concepto que decidió elaborar es concreto y tan basto que a pesar de que sigan saliendo más publicaciones, nunca iba a llegar a agotarse de contenido. Llamó tanto la atención de la época que se convirtió rápidamente en un éxito de ventas.

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