Un oda al sinsentido

“Jabberwocky” es un poema del escritor Lewis Carroll. En él incluyó fusiones de palabras y palabras inventadas, sin embargo la historia se puede comprender

Jabberwocky es un poema famoso del escritor Lewis Carroll. Se encuentra al inicio de A través del espejo (1871), secuela de Alicia en el país de las maravillas. En él incluyó fusiones de palabras y palabras inventadas. Es considerado como uno de los mejores poemas sin-sentido.

Alicia ya ha atravesado el espejo y, mientras observa al rey blanco del tablero de ajedrez, se topa con un libro. Lo hojea, pero al parecer está en un lenguaje incomprensible. Finalmente, recuerda dónde está y que para enderezar el texto hay que poner el libro frente a un espejo. Ahora sí puede leer el poema. El problema es que Jabberwocky es, incluso leído al derecho, un disparate. Esto es lo que ella lee:

‘Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.

‘Beware the Jabberwock, my son!
The jaws that bite, the claws that catch!
Beware the Jubjub bird, and shun
The frumious Bandersnatch!’

He took his vorpal sword in hand: 
Long time the manxome foe he sought– 
So rested he by the Tumtum tree, 
And stood awhile in thought. 

And as in uffish thought he stood, 
The Jabberwock, with eyes of flame, 
Came whiffling through the tulgey wood, 
And burbled as it came! 

One, two! One, two! And through and through 
The vorpal blade went snicker-snack! 
He left it dead, and with its head 
He went galumphing back. 

‘And hast thou slain the Jabberwock? 
Come to my arms, my beamish boy! 
O frabjous day! Callooh! Callay!’ 
He chortled in his joy. 

‘Twas brillig, and the slithy toves 
Did gyre and gimble in the wabe; 
All mimsy were the borogoves, 
And the mome raths outgrabe

Dicho poema fue traducido al español, en diferentes versiones. Estas son dos estrofas de la versión de Jorge A. Sánchez (1996):

Cuidado hijo con el Fablistanón!
con sus dientes y garras muerde, apresa!
Cuidado con el pájaro Sonsón,
y rehúye al frumioso Magnapresa!

 Asurraba. los viscovivos toves
tadralando en las vaparas ruetaban;
misébiles estaban los borgoves,
mientras los verdos momios bratchilbaban.

La reacción de Alicia es entrañable (algo que seguro nos sucede con más frecuencia de lo que nos atrevemos a confesar):

–Parece muy bonito –dijo cuando terminó de leerlo–, ¡pero es algo difícil de entender! –(Es que no quería confesar, incluso a sí misma, que no había entendido nada en absoluto.)– De alguna manera, parece llenar mi cabeza de ideas, ¡sólo que no sé exactamente qué son!”

Más adelante en su aventura, Alicia conoce a Humpty Dumpty, con quien discute sobre palabras y significados:

“–Cuando yo uso una palabra –le dijo Humpty Dumpty, no sin desdén–, significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos.

–La cuestión es –dijo Alicia– si tú puedes hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes.

–La cuestión es –dijo Humpty Dumpty– saber quién es el amo, eso es todo.

Toda una poética reducida a cinco palabras: “saber quién es el amo”. Y serlo, claro está.

La bestia más aterradora de todas en el mundo del poema es el Jabberwocky. Carroll usa o crea palabras que obviamente son cuidadosamente escogidas para que pueda transmitir su historia de una manera vívida. El uso de la palabra en Jabberwocky encaja con el mundo al que Alicia se ha acercado, ya que está lleno de cosas que no comprende de inmediato, cosas que no se encuentran en su propia realidad. Alicia y el lector ven el poema como una historia de algo extraño y desconcertante. Las imágenes son tan nítidas, que aunque el lector puede no entender todas las palabras, no tiene ningún problema para seguir la acción del poema

Retomo lo que mencionaba Humpty Dumpty: “Saber quién es el amo, eso es todo”. Quizás nos perdemos merodeando en el significado de las palabras. Buscamos esa palabra exacta para describir lo que tenemos en nuestra mente, y esta, a veces no existe. Y algo similar planteaba el usuario @diarioberenjena en Twitter:

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Tal vez sea cierto y no hay una palabra exacta que describa esa acción. Pero, ¿y si nosotros mismos la creamos? Y me pregunto si para apropiarnos de algo que ya se supone que es propio, como nuestro lenguaje, no hace falta romper un poco las reglas y dejar de lado formalismos como los propuestos por la RAE.

¿Qué otros recursos tenemos para expresar eso que no existe explícito en un diccionario? ¿Se podría resolver desde el área del diseño de la tipografía?


Fuentes: