Tipos Culpables

De como las tipografías pueden ser foco de grandes denuncias sociales sin sentido.

Hace unos años leí en un el libro Just my type  de Simon Garfield,  el capítulo en el que cuenta la historia y surgimiento de la tan bastardeada “Comic Sans”
Lejos de hacer de su capitulo una defensa unilateral de ella, el plantea un costado mediador, en el cual identifica, que tanto sus orígenes, como su objetivo principal, fueron funcionar en un software de computadora (los primeros que surgían) apuntado a familiarizar a los mas jóvenes en la tecnología, y/o, como tipografía de fantasía orientada a los globos de dialogo de los libros de historieta. Posterior a eso, el usuario (diseñador o simplemente usuario) deciden expandir los usos y lugares de esta tipografía.

Just my type – Simon Garfield

Pero toda expansión necesita reglas, y limites, y eso fue lo que faltó en este caso, se generaron aberraciones de uso de una tipografía con una aplicación tan poco abarcativa , que genera una caza de brujas tipográfica en la cual se etiqueta a la Comic Sans como la peor tipografía del mundo, y a todo aquel que la use, como un mal profesional, o una persona de poco respeto hacia la disciplina.

Mi pregunta es:

¿Es la tipografía, o por consecuente su creador “Vincent Connare”, responsable de su pésimo uso? o por el contrario la responsabilidad cae en quien no sabe operarla y pretende que toda tipografía funcione en toda situación.

“Policia de Surrey: con vos haciendo Surrey mas seguro. // Si has sido objeto de violacion o abuso sexual grave y te gustaría tomar una decision sobre lo que puedes hacer….”
Arreglos funerales

 

Porque finalmente, si dejamos un rato descansar a la Comic Sans, podemos encontrar problemáticas parecidas con tipografías con mucha mejor fama,
como por ejemplo, La titánica Helvetica, que empieza a despertar cierto odio de la sociedad por la masividad con la que se la usa sin mucha toma de decisiones mediante.
Pierde valor, el abuso de la misma hace que todo el peso agregado que tiene una tipografía tan afamada, se pierda en el hartazgo del ojo de la sociedad.