Los senderos invisibles entre las letras

Una tipografía logográfica que aprovecha la tecnología OpenType El creador de Taboo Wang Xihou aprovecha la tecnología OpenType al máximo. Genera una tipografía representada gráficamente por el recorrido que hace tu dedo escribiendo sobre un teclado clásico, obteniendo como resultado un logograma (unidad mínima de un sistema de escritura) y creando un lenguaje abstracto. Un sistema logográfico se diferencia de […]

Una tipografía logográfica que aprovecha la tecnología OpenType

El creador de Taboo Wang Xihou aprovecha la tecnología OpenType al máximo. Genera una tipografía representada gráficamente por el recorrido que hace tu dedo escribiendo sobre un teclado clásico, obteniendo como resultado un logograma (unidad mínima de un sistema de escritura) y creando un lenguaje abstracto.

Un sistema logográfico se diferencia de uno alfabético en que sus caracteres representan palabras enteras. Eso pasa con la escritura china: por eso tiene un gran número de caracteres y es mucho más difícil de aprender.

En la dinastía Qing (del siglo XII al XIX) existía un sistema de censura, el “Tabú de los nombres”, que prohibía escribir algunos nombres propios, como los del emperador, ancestros y otras personas importantes. Para evitar el castigo, la gente cambiaba estos caracteres prohibidos por otros que se les parecían, omitían su último trazo o simplemente dejaban un espacio en blanco. Wang Xihou fue ejecutado por olvidar omitir el último trazo del nombre del emperador en un libro que escribió.

El diseñador nombró a esta tipografía en honor a Wang, y ha traducido la omisión del último trazo al sistema Opentype: creando una base de datos de insultos y, cuando se teclea la última letra de los mismos, el sistema genera un signo de censura en lugar del logograma que correspondería a esa palabra.

Me parece interesante el hecho de cómo comunicar pensando fuera de la “caja”.

«Mucha gente se quedará fascinada por las formas que se producen, pero lo importante no es cómo son sino qué cuentan», dice el creador.

…hay palabras bellas que producen logogramas feos y viceversa. Por ejemplo, “te quiero” es una simple y aburrida raya. «Me parece una casualidad genial que, dentro del desorden que tienen las palabras que se generan, “te quiero” sea una perfecta línea recta».