Las luchas sociales necesitan del diseño para llegar a sus audiencias del mismo modo que lo hacen las empresas. No obstante, su presupuesto debería destinarse a conseguir sus objetivos sociales y no quedarse en el proceso. Por ello se recurrió a una domesticidad de recursos para la protesta, en donde generalmente se hallan textos con tipografía poco adecuada para el mensaje que se quiere transmitir o mediante escritura manual. Esto provoca tratamientos tipográficos sumamente forzados.
Es por ello que hay una gran corriente de activistas tipo-gráficos con gran conciencia social.