¿Vinilibros?
Autor/a: Gabriela Alejandra Calero
A continuación, una breve muestra de rediseños de famosas tapas de vinilos y una reflexión sobre la importancia del lenguaje gráfico y la estética para comunicar.
Cuando la curiosidad nos pica y se nos da por buscar nuevas versiones de algo que ya fue creado, podemos encontrar muchas cosas. Pensando en un tema para traer a este post, comencé a buscar en un principio sobre la historia del vinilo, luego sobre diseñadores de tapas de estos discos que en los últimos años han tenido un gran resurgimiento; hasta que un rato después me encontré con diferentes rediseños sobre las portadas de diversos y reconocidos álbumes. Algunos ejemplos que resultaron de esta búsqueda son:
• Nuevas versiones que transformaban clásicos discos de metal en tapas con una marcada impronta de jazz (a cargo de Rafael Melandi, que a los originales les dio un aspecto que nos remite a la década del 50):
• Portadas de discos recreadas con calcetines (ya un poco «alarmante», aunque fue un creativo y excelente trabajo realizado por el fotógrafo Thom Moore):
• O las mismas versiones pero desarrolladas en Paint (por Marc Fischer):
Y así, como éstos, hay infinidad de casos más.
Estando aún una etapa de «transición» (o más bien ya saliendo) en la que hace poco realizamos el trabajo editorial en el que generamos la maqueta de un libro, y sumergiéndonos ahora en el mundo del vinilo, investigando sobre estos discos que tanto resurgimiento cobraron en la actualidad, hubo un caso de reversiones de tapas de discos que me llamó bastante la atención. Situémonos justo en la mitad entre el mundo editorial y el mundo musical, ¿qué pasa si fusionamos el arte de tapa de los tan aclamados LP con el diseño de tapas de libros? De esto sabe ya Huw Gwilliam, diseñador también conocido como Little Pixel, quien se encargó de recrear las tapas de reconocidos álbumes, pero usando como referente gráfico el diseño de la editorial de libros de bolsillo Penguin. A la izquierda, se exhibe la tapa original, y a la derecha, su versión adaptada:
Algo que pude rescatar de esta búsqueda, es la importancia y el peso que tiene la identidad estética de cada banda reflejada en el arte de tapa. Cuando vemos todas estos álbumes con los diseños re-versionados, sabemos a qué grupo o artista pertenece cada uno, más allá del leve tratamiento que Little Pixel aplicó sobre las imágenes y el cambio en la tipografía propia de Penguin. En todos los casos mencionados anteriormente, si bien sus autores modificaron solamente en algo las tapas originales, conservaron los elementos esenciales que hacen a la identidad de cada una, ya sea la imagen principal, o la tipografía, o los rasgos pertinentes que componen a la imagen en sí.
Ya alejándome un poco del tema, y tras haber visto numerosas tapas de diferentes bandas, creo que la diversidad de lenguajes gráficos sirve de anclaje en la interacción «vinilo – usuario». La estética de cada artista, las imágenes y sus tratamientos, la tipografía que utiliza en el título del disco y en el nombre del autor, transmite mucho acerca de él y del estilo musical que hace.
Más allá de la cuestión entretenida de observar cómo diferentes artistas re-interpretan portadas de álbumes ya creados, creo que es necesario remarcar lo importante que es un buen arte de tapa: que comunique la esencia de la música que vende, que capte la atención del consumidor, del seguidor que ya los conoce y de quien no los conozca también, generándole curiosidad o intenciones de indagar acerca de la banda en cuestión. Por eso, a la hora de crear el diseño de un vinilo, debemos tener muy presente el lenguaje y estilo que usaremos y la carga de significados que arrastran.
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