Ciertas Sensaciones

Autor/a: Germán Agostino Zaragoza

Teniendo que elegir libros para llevar a la primera clase de este ejercicio llamado “libro”, en mi mente estaba presente un libro que considero bastante particular.

Este libro lo había obtenido hace tiempo atrás de mi abuela, el cual anteriormente perteneció a mi abuelo. Un libro que no tenía imágenes en su tapa ni siquiera tipografía, pero si un llamativo color rojizo que era de la tela de su encuadernación. Lo tomé, vi su lomo el cual decía en letras doradas “La Estirpe del Dragón” y lo abrí. Evidentemente era un libro con sus particularidades, por sus hojas amarillentas, y un olor especial y agradable. Sus hojas algo gruesas y texturadas, y también su tipografía en un negro claro. Cuando lo cerré, produjo un ruido especial, que me llevó a hacerlo más de una vez. Así que se lo pedí a mi abuela y me lo llevé.
No es que haya sido el primer libro viejo haya tocado, pero de los que he visto sus sensaciones fueron memorables. Y ahora se ha convertido en un objeto que guardo.

Es así que me puse a pensar e investigar en el libro como objeto. “Los libros son objetos que pesan, se tocan, huelen, se miran, se muestran o se esconden, compran o intercambian. Como objetos, ocupan un lugar, se instalan en nuestro entorno y suscitan emociones y vivencias que no pueden agotarse en el nivel discursivo -lo que dice el texto-. Esa dimensión material, que siempre está presente en la lectura, suele ser determinante en la formación de un lector ya que la envuelve y la condiciona”.

De esta manera me dirijo hacia un tema que quizás es frecuente cuando se habla del libro, y más del libro como objeto, pero que me resulta interesante compartir para comprender cómo y porqué este objeto de trasmisión cultural tomó estas formas y características.
Historia de la Encuadernación  – (Información también sobre libros antiguos, muy recomendable para aquellos coleccionistas o bibliófilos)