“Hay un frenesí por lo ya vivido, por la nostalgia, que no para de impulsar el consumo vintage y retro en todos los ámbitos. (…) Los innovadores y digitalizados millennials han optado por recuperar los productos de sus predecesores, lo que ha convertido el consumo vintage y retro en un punto de encuentro intergeneracional. “
(Mayte Rius, 2017, La Vanguardia)
El pasado es el nuevo presente. Últimamente hemos experimentado un resurgimiento de modas y tendencias de épocas pasadas, sobre todo de las décadas de los ‘80, ‘90 y 2000, y el ámbito del diseño no es excepción.
Esta interfaz es una página web interactiva, que fue desarrollada para mostrar los conocimientos de su autor y ofrecer sus servicios como ingeniero en software. A pesar de que esta página surge en un contexto actual, emula al pasado, buscando generar cierta paradoja que remite a la estética de las primeras páginas web. Se combina un diseño web simple encapsulado en un render 3D con interacciones complejas.
Cuando abrimos la web lo primero que encontramos es una página de carga, con lenguaje de programación. Luego, nos lleva a un cuadro de diálogo que dice “(…) click start to begin”. La tipografía usada en esta sección es Consolas, una monoespaciada, que si bien no estaba disponible en los 90, responde a la estética y es usada por programadores actualmente. A partir de ahí somos transportados a una realidad 3D con un ordenador de los 90. Una vez que uno se centra en el monitor de la computadora, nos recibe la página de Hefferman que podemos explorar libremente.
La web se toma licencias para que, sin perder la estética, se pueda navegar sin dificultades. La estructura de la página es lineal. El menú de navegación, ubicado en el lateral izquierdo, utiliza mayúsculas para destacarse. Los enlaces están subrayados y cambian de color al ser visitados, recordando la simplicidad de la interacción web en sus primeras ediciones.
Cabe destacar la fuente que se usa para los títulos: es una variable serif, en bold, con contraste entre sus finos y gruesos. Sumado a eso se usa en un cuerpo notoriamente mayor que el resto. Le otorga a la web una identidad propia, que no solo recae en la estética de los software de los 90.
El cuerpo del texto se compone en una tipografía serif (Times New Roman), que al ser una tipografía diseñada para la impresión de periódicos cuenta con una altura de x alta y descendentes cortas para permitir interlíneas ajustadas . El uso de esta tipografía está basado en un criterio conceptual y estilístico. Esta fuente era muy usada en aquellos tiempos ya que era una de las pocas disponibles en los primeros softwares.
A pesar de que la tipografía se alinea de una forma verosímil con las tendencias de diseño de los años ´90, es clave cómo se rompe este estereotipo gráfico-tecnológico. Al combinarlo con un espacio 3d, permite explorar el entorno por fuera de la computadora, potenciando el contraste entre tecnologías.
Al tratar de lograr que la experiencia sea lo más realista posible, la vista no es el único sentido interpelado. El programador de la página genera en la pantalla un efecto de interferencia visual (noise), al que se le suma el zumbido del ordenador. Además cuando clickeas una pestaña nueva se escucha el sonido icónico del mouse.
En conclusión, esta interfaz fusiona de manera ingeniosa elementos nostálgicos de los softwares de los ’90, con tecnologías modernas y técnicas de diseño avanzadas. A través de una selección tipográfica, la interfaz logra evocar la estética de los primeros sistemas informáticos. La disposición de las fuentes tipográficas, desde la Serif en títulos hasta la Times New Roman para el cuerpo de texto, establece un equilibrio con lo retro, pero termina sacrificando la lectura inmersiva.
Esta página logra hacernos reflexionar sobre lo lejos que hemos llegado en el diseño de interfaz. Se captura un momento crucial en la historia digital. Funciona casi como una cápsula del tiempo que contrasta la actualidad con la época cuando la posibilidad en línea apenas estaba tomando forma y donde los diseñadores se aventuraban por primera vez en los límites de la tecnología.