Pensamos la gráfica, la paleta, etc., y después nos inventamos una excusa que justifique las decisiones. Esto no está mal en muchos casos y cada uno tiene sus métodos a la hora de trabajar. Pero crear una voz y una serie de argumentos desde los cuales hablar a nuestro comitente puede ayudarnos a profundizar nuestra idea y hacerla más fuerte. ¿Por qué? Porque esa identidad le va a dar poder a nuestro trabajo, nos va a servir de fundamentos, de disparadores, nos va a ayudar a acotar decisiones y darles más peso, y va a aportarnos esa singularidad que nos hace nosotros y nos diferencia de otra idea.