Tuvimos el privilegio de que la pieza analizada haya surgido de un encuentro casual, o más bien causal, en la vía pública frente al Parque Centenario. Allí, justo antes de cruzar la calle, nos percatamos de que en el piso había un mensaje.
Luego, buscando una pieza para realizar este análisis, recordamos esta intervención que realizó el Gobierno de la Ciudad en el marco del Día Mundial del Agua, 22 de marzo, en el cual se intervinieron 129 desagües pluviales de la ciudad, en conjunto con el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, el cual se encarga del mantenimiento de la red pluvial, conviviendo con esta problemática. En palabras de la Ministra: “Todos los residuos que se tiran a las calles de la ciudad, ingresan a las alcantarillas y llegan directamente al Río de la Plata, formando islas de plástico que afectan la biodiversidad.“
Cabe destacar que no todos los que estábamos ahí vimos el mensaje a simple vista, por lo que inferimos a partir de la elección cromática y tipográfica, que no se despega del cordón de la calle ni de otras señales, que busca ponerse al mismo nivel que el resto del paisaje urbano, sin destacarse más que cualquier otra señal de tránsito o cartel. Además, al utilizar el color amarillo y no otro más acorde al tema, podría tener un fin político, considerando que el emisor es el Gobierno de la Ciudad. La ubicación de la pieza en el contexto es una decisión que refuerza el mensaje. Fue pensada para estar al lado de la boca de tormenta, en el piso, ya que el arrojar basura en la calle conlleva la acción de mirar hacia abajo. Estos factores favorecen una sorpresa aún mayor que si a simple vista te dieras cuenta sobre qué tema habla.
En cuanto a la composición de la pieza, lo primero a destacar es la jerarquía de los elementos. El gran tamaño de los logos gubernamentales, su ubicación en el campo y el aire que tienen alrededor, produce que se destaquen por sobre el resto de las bajadas textuales. Por ello, nos cuestionamos sobre los fines reales detrás de esta propuesta, aparentemente con fines de concientización, porque toma más importancia quién es el emisor que el mensaje en sí. Algo que podría justificar esto es el hecho de que generalmente este tipo de intervenciones son realizadas por grupos activistas y no gubernamentales.

Debido al tamaño de la primera frase, podríamos decir que el comprender que el Río de la Plata está conectado con nuestro accionar directamente es más relevante para generar conciencia que la orden en sí de no tirar basura, priorizando la consecuencia por sobre la causa.
Las misceláneas de los peces refuerzan el mensaje, ya que al poner un ser vivo en el panorama de las consecuencias no deja al medioambiente o al río como conceptos abstractos, sino que las conecta con una posible víctima real.
La tecnología con la cual fue creada responde a las necesidades técnicas del entorno en el cuál se implementa, ya que el esténcil y la pintura son medios que funcionan en el cemento. No responde a una necesidad ideológica o conceptual, como podría ser el esténcil asociado al activismo o la protesta. La elección tipográfica también es funcional, con una familia sans serif en variable bold para brindar una mayor legibilidad con esta técnica.

Como conclusión, creemos que la tipografía tiene un rol principal en la pieza, desde un punto de vista tanto compositivo como material, centrada, transmitiendo el (o los) mensajes. La intervención juega de manera interesante e inseparable del contexto. Sin embargo, al tratarse de una entidad gubernamental como emisor, ponemos en tela de juicio la motivación real de esta búsqueda.
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