Cátedra Cosgaya Tipografía 1 y 2 | Carrera de Diseño Gráfico | FADU/UBA

El rol del Diseño en la sociedad

Autor/a:

Somos conscientes de los efectos sociales, políticos y culturales que puede generar el diseño? Para quién diseñamos lo que diseñamos?

En el marco del actual y último tp de la cursada, todos tuvimos que enfocarnos en determinada temática y universo conceptual para encarar la revista. Cada uno, dependiendo de su mirada sobre lo que quería hacer, seguramente recolectó o examinó revistas que tuvieran que ver con ello.

En mi caso particular, quise encarar la revista con una mirada crítica sobre determinado sector de la sociedad tocando temas de interés general pero abordándolos con cierto tono sarcástico.

Hago esta introducción no para hablar sobre mi trabajo en particular, sino como excusa para anclar el tema que me surgió a partir de este tp, que es el Diseño Gráfico en relación a su vínculo y/o compromiso con la sociedad.

Las únicas revistas de circulación que siento que tienen este grado de compromiso y que me vinieron a la mente fueron “Hecho en Buenos aires” y “La garganta Poderosa”. La primera se creó como una revista para ofrecer una oportunidad de inserción laboral a personas en situación de calle quienes se dedican a venderla. Y la segunda que está siendo realizada a pulmón como una revista mensual que reivindica la cultura “villera” y da voz a los marginados que la sociedad calla.

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Y lo que me lleva a escribir sobre esto es que realmente estas publicaciones no se destacan, más allá de su clara identidad, por su diseño, por su calidad editorial o por su rigurosidad en los ajustes tipográficos.

Y es acá dónde vinieron las preguntas retóricas que más arriba planteé.

Ya que “el mal diseño lleva a la injusticia social” (Frascara). Donde en otras palabras se podría decir que la mala presentación de la información hace que no se escuchen las voces marginadas de quienes están queriendo contar una problemática y crea una barrera entre éstos y los destinatarios. Imposibilitando la toma de conciencia que se plantea en estas dos revistas. No logrando el impacto que podrían llegar a tener de ser piezas de un real y buen diseño (con toda la ambigüedad que puede plantear la acepción “buen diseño”).

Nosotros en tanto diseñadores deberíamos plantearnos “qué estamos diseñando, cómo estamos diseñando y sobre todo qué conciencia tenemos acerca de los intereses de para quién se diseña” (Barreda Jurado; Diseño con responsabilidad social). Deberíamos tener ese compromiso. Partiendo del hecho, hecho que siento que valoramos poco, de que asistimos a una universidad pública. Deberíamos tener el compromiso social de intentar retribuir ese privilegio. Y además ser conscientes del poder del diseño y del rol del diseño gráfico en tanto transformador de la realidad.

Quizás tengamos que tomar la decisión de elegir para quién diseñar, apuntar a una conciencia ética, social o moral y evitar lo que hoy en día pasa que “el diseño se pragmatiza y despoja de valores éticos y se trasforma en instrumento neutro al servicio de cualquier causa. O sea de las causas que pueden financiarlo.” (Norberto Chavez; Contra la profesión). ¿Nos gustará ser solamente serviles al mercado acaso? Teniendo una respuesta pasiva frente a la demanda sin preguntarlos los ¿por qué?, los ¿para quién? o ¿para qué fin?.

La verdad no tengo una respuesta. Esto no tiene la intención de dictaminar lo que se tiene que hacer o no, sino dar una opinión para que podamos reflexionar.

Hoy en día en el micromundo que es el ámbito de la facultad siento que en determinadas ocasiones se pone un énfasis desmesurado en el cómo y no en el qué se dice. El énfasis en la cuestión estética lleva a la repetición de maquillajes que no dicen nada sino que sólo son estéticas vacías.

“La descontextualización del diseño […] ha empujado a muchos diseñadores a una práctica concentrada en la búsqueda de un estilo, donde las dimensiones de la moda han tomado el centro de la escena, transformando la práctica en un campo de autoexpresión y placer estético”. (Frascara; Diseño gráfico para la gente).

No podemos diseñar aislados de lo que pasa en la sociedad, somos parte de ella, tenemos que tomar una postura, tener una opinión, tener algo que decir. Y que el diseño sea la herramienta para comunicar lo que tengamos para decir.

La falta de este aspecto social hace que la profesión se vea “como sustancialmente ligada a los aspectos estéticos de la promoción de productos de consumo” (Frascara).

Seguramente habrá cosas más importantes que el diseño, más socialmente comprometidas, pero tenemos que ver cómo revestir al diseño de contenido, cómo desde nuestra posición podemos decir y comunicar más eficientemente y contribuir así a una sociedad más justa y con pluralidad de voces.



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