Cátedra Cosgaya Tipografía 1 y 2 | Carrera de Diseño Gráfico | FADU/UBA
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Nombremos nuestra creación

Nuestra revista y sus primeras instancias. Instancias de pensamiento, diagramas mentales, bocetos y muchas pruebas de todo. Nombres, nombres… ¿Qué nombre le ponemos? Primer vistazo y lo primero que leemos cuando tomamos la edición terminada, […]

Nuestra revista y sus primeras instancias. Instancias de pensamiento, diagramas mentales, bocetos y muchas pruebas de todo. Nombres, nombres… ¿Qué nombre le ponemos? Primer vistazo y lo primero que leemos cuando tomamos la edición terminada, es lo que le da carácter de pieza, es cómo lo llamamos y es importante que su elección sea a conciencia y planificada con motivos; y su etiquetación cuando se lo lee o se lo escucha, permite pensar automáticamente en el elemento físico. La temática lo es todo, y nos da el universo al que pertenece lo que vamos a informar y mostrar.
La claridad y la forma directa ayudarán a presentar un público interesado en lo que distribuimos, el doble sentido o el juego de palabras no siempre funciona, si no es claro, descarto, sobre todo porque en el kiosco vecino, con la cantidad de revistas que existen, el nombre contundentemente claro y directo corre con ventaja, que la que posee algo confuso o artificioso. A veces lo simple es mejor. Lo simbólico o sugerente también puede servir e incluso acota, las palabras fuertes de un determinado contenido nos pueden decir mucho, como insinuarnos modernidad, estilo de vida urbano, etc. Un buen título, puede ser el que alude a su público objetivo que busca atraer como “Elle”. A veces provocar sensaciones de cercanía y complicidad con el lector es un buen comienzo, ya sea mostrando pertenencia; expresiones coloquiales como “Hola!” u “Ok!” o reivindicando el entusiasmo de pertenecer a un colectivo de gustos comunes “TVmanía” y “Soccermanía”. Otra opción es el nombre que te da sensación de calidad utilizando palabras superlativas o exclamativas, como la conocida “Muy interesante” o “Conozca más”.
Los nombres extranjeros, muchas veces es una cuestión de mantener su denominación internacional original, pero también se puede excusar porque suele dar una imagen de sofisticación que presuntamente es bien recibida por el público. Ejemplos de estos pueden ser la super conocida “Vogue”, “People” o “Grazia”. El recurso de las siglas es otra alternativa de fuerza expresiva, simpleza y cuenta con la posibilidad de ubicarlo a gran tamaño a comparación del resto como “H”, “GQ” o “DT”.
Resumiendo un poco, y liberándonos de tantas comillas, las claves están más dentro de lo que es gramatical y connotación, que otra cosa. Una palabra es mejor que dos, pero no significa que dos no funcione. El uso de mayúsculas y minúsculas sí debe tener razón de ser; las mayúsculas determinan mayor pronunciamiento en el nombre y hasta da separación al nombrarlo. ¡Sin puntuación! No aporta, entorpece en la unidad total. Fácil pronunciación, fácil de recordar, no hace falta deletrear.



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