Saul Bass
El hombre que consiguió que los espectadores no se durmiesen en los títulos de crédito cinematográficos
A la hora de hacer mi post decidí enfocarme en un diseñador muy particular como lo es Saul Bass. La idea surgió a partir de que con mi compañera de grupo lo tomamos como uno de los principales referentes para encarar el T.P. de Sistemas.
La relación que me interesó destacar es que él es un diseñador que supo articular, antes que nadie, los títulos de crédito del film con la gráfica promocional del mismo y así crear un sistema gráfico muy personalizado y coherente.
Saul Bass, curtido publicista, diseñador de logotipos y experto en imagen corporativa, salió a la superficie en el agitado y elitista mundo de la publicidad de la América de los años 40.
Con las llaves de su propio estudio de diseño en la mano, recibió en 1950 la llamada del director Otto Preminger, quien lo invitó a diseñar el póster para su película Carmen Jones (1954). Esta fue su verdadera llave del futuro, un trabajo que le catapultó a diseñador de culto.
Las bases de su propio sistema grafíco fueron sus colores planos y su tratamiento naif, el uso de formas sesgadas y retorcidas, sus letras de palo seco y su característico movimiento de la cámara, inspirado en la animación abstracta de los años veinte lo que acabó escribiendo su nombre entre los grandes del cine como el creador de casi un subgénero cinematográfico, el de los títulos de crédito
La característica esencial de las obras de Bass se encamina hacia la síntesis del mensaje: comunicar una idea con la menor cantidad de recursos. Saul Bass desde sus primeros trabajos decidió concentrarse en la importancia simbólica de determinados elementos del film, que eran susceptibles de ser usados como conceptos representativos y los cuales conformarían sus requeridos sistemas gráficos. A mi parecer, un ejemplo de que la genialidad y la originalidad nacen siempre de la pasión por el conocimiento y de la capacidad para relacionar de manera sorprendente toda la cultura acumulada.
Durante toda su trayectoria, esta voluntad de transmitir de inmediato el carácter de la película, le encaminó hacia un estilo visual minimalista, muy directo e, incluso, inquietante. Ya fuera por su tipografía o por el empleo de elementos que sugerían el contexto de la película, muchos de estos créditos se convirtieron en tan inconfundibles que se podía identificar el género sólo por su tipografía y composición.
El trabajo de Saul Bass cambió radicalmente la forma de presentar un largometraje, marcó un punto y aparte en cuanto a los rótulos promocionales y a los títulos de crédito, que, a partir de los años 50, experimentaron de su mano una profunda transformación que elevó estos elementos a auténticas obras de arte. Además, es el gran maestro del cartelismo cinematográfico (3 de sus creaciones se incluyen entre los 25 mejores carteles de la historia del séptimo arte).
Supo articular, antes que nadie, los títulos de crédito con la gráfica promocional del film (ej. afiches) y con el film en sí, logrando una coherencia en todos los medios donde se promociona la película, y en lugar de acudir a las figuras del cine de su época, se sirvió de los más simples elementos gráficos en pos de destacar el concepto de la obra.
Los títulos de crédito servían sencillamente como excusa para exhibir, con la mayor importancia posible, el logotipo de cada estudio. Antes de que este cambio ocurriese, los creadores de los rótulos iniciales no eran mencionados en los propios créditos que ellos concebían. Saul Bass, supo reconocer la importancia de estas piezas y explotar toda su vertiente expresiva.
Saul Bass concibió los títulos de crédito, como aquellos minutos que debían servir como preparación del espectador ante lo que estaba a punto de presenciar. En esta premisa es en la que reside la verdadera contribución del diseñador. Por otro lado, el póster promocional solía centrarse exclusivamente en las estrellas que protagonizaban las cintas, un elemento únicamente informativo, incluso egocéntrico, pero a partir de su intervención, pasó a convertirse casi una parte más de la trama, esencial para despertar el interés y la incertidumbre.
Esta noción básica, en apariencia, la de establecer el tono y la esencia de la película, era algo que hasta el momento no se había formulado. De este modo, los créditos dejaban de ser un elemento independiente, para formar parte integral en la obra, configurando un sistema bien notorio.
Bass también se encargó de la Identidad Corporativa de grandes empresas (ej: United Airlines, AT & T, Minolta, Bell Telephone System, Quaker, Kleenex, aquella «W» hoy símbolo retro de los estudios Warner, entre otras) diseñando no solo la marca en sí misma sino toda la aplicación de la misma, buscando la misma coherencia que en la gráfica publicitaria de los films.
Cabe recalcar que su debilidad era el cine, llegó a dirigir algunas películas y colaboró en otras (Psicosis entre ellas). Hasta ganó un Oscar con una de las suyas. Si bien marcó su propio estilo, no sé durmió en los laureles, sino que siguió experimentando, hasta poder convivir con el diseño contemporáneo de nuestra época. Saul Bass murió el 25 de abril de 1996.
Información adicional:
10 de los mejores títulos de crédito de Saul Bass
http://www.filmin.es/blog/10-de-los-mejores-titulos-de-credito-de-saul-bass
Fuentes:
http://www.blogdecine.com/reflexiones-de-cine/saul-bass-la-iconografia-de-los-titulos-de-credito
http://blog.exogeno.com/files/EscuelaNY/saulbass.pdf
Etiquetas: cine, color, composición, cultura, Diseño, elección tipográfica, historia, identidad, identidad corporativa, imagen, logotipo, marca, Permanencia en el tiempo, recursos gráficos, sistema