Cátedra Cosgaya Tipografía 1 y 2 | Carrera de Diseño Gráfico | FADU/UBA
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Eterno dilema

¿Libro Impreso o ebooks? ¿Tradición o innovación? ¿Qué nos hace inclinar por uno de ellos?

En estos últimos años, con la aparición de los libros digitales, surgió una nueva discusión: ¿Libros impresos o ebooks? La tecnología fue haciéndose de un lugar  insoslayable en nuestra cotidianeidad, con el afán de facilitar nuestras tareas diarias.
Tanto es el desarrollo de la electrónica, que ahora llegó con la intención de reemplazar uno de los objetos más tradicionales y que nos une, quizás, con los principios de la historia de la humanidad.
Es que el libro, a lo largo del tiempo, ha cambiado su formato, su materialidad, su edición, pero siempre con el propósito de ser mejorado.

El libro impreso nos plantea un universo antes de comenzar a leerlo. Elegimos comprar cierto ejemplar entre otros, por ejemplo, por el diseño de su tapa. Nos parece interesante, nos divierte, no nos gusta, pero capta nuestra atención de alguna manera. Una buena primera impresión. Una vez en nuestras manos, percibimos su peso, puede ser una edición de bolsillo que nos permitirá llevarlo con nosotros o una publicación especial de gran tamaño que nos exige una posición serena y relajada frente a él. Acariciamos la cubierta, notamos cierta suavidad o aspereza, según su materialidad. Y ya en el umbral de ese mundo, lo abrimos. Hojeamos de un tirón el libro entero, tratando de percibir ese olor a nuevo que nos sigue transportando.
Existen varias formas de conseguir un libro. Podemos comprar la edición más nueva en una librería, o conseguir alguna rebaja por Internet, podemos pedírselo prestado a un amigo, pero siempre va a requerir de nuestra movilidad para alcanzarlo.
Este maravilloso ritual se debe a que cada ejemplar nos sorprende y nos intriga que sensación nueva nos va a provocar.

La sencillez de los ebooks nos da la comodidad de acceder a cualquier libro con sólo una descarga, ya sean gratis o pagos, pero no necesitamos acercarnos a una biblioteca para acceder a cierto ejemplar. Y como no llevarlo con nosotros, ¡claro! si su formato es liviano, de pequeño espesor y con dimensiones estándar. Arrastramos el dedo sobre la pantalla y cambiamos de página. Alteramos el brillo de la misma para mejor visibilidad.

Entonces, teniendo en cuenta las ventajas que nos brinda este tipo de tecnología, ¿qué define nuestra elección? Podemos priorizar la comodidad, pero la experimentación sensorial frente al libro impreso es única, y los avances no serán capaces de simular dichos efectos, ¿o sí?

 



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