La vuelta del Vinilo

A la par del avance tecnológico, que amplía y sofistica año a año las opciones para escuchar música, crece la tendencia que rescata los sonidos de los viejos tiempos y la escucha demorada: cada vez más personas alrededor del mundo se inclinan por comprar y coleccionar discos de pasta.

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La digitalización de la industria de la música trajo aparejada una auténtica revolución, que permite a millones de personas acceder a nutridos catálogos musicales y oír y almacenar música en forma gratuita a través de la web. Al mismo tiempo, cada vez más amantes de la música, a lo largo y ancho del globo, se inclinan por prescindir de la tecnología moderna y rescatar la vieja costumbre de escuchar discos analógicos.

Se trata de una tendencia –la vuelta del vinilo- vinculada al placer de recuperar la vieja mística del disco y la calidad y el packaging original de algunas obras. La nueva moda ha desencadenado una movida inesperada: hay, incluso nuevos aparatos que permiten conectar el aparato con un puerto USB. Puede decirse que para muchos, hoy el vinilo es el formato de lujo de la música.

Las estadísticas de la industria discográfica estadounidense correspondiente a la primera mitad del año 2013 arrojan un dato revelador: simultáneamente al descenso generalizado de las ventas de CD’s –-durante la primera mitad del año, las ventas de CD’s descendieron en Estados Unidos un 14.2% respecto al mismo período del 2012-,  los servicios de streaming  registraron un crecimiento del 24% frente a los primeros seis meses del año pasado: todo parece indicar que el próximo año -al menos en Estados Unidos- se venderá más música en formato digital que en formato físico. En ese marco, la venta de vinilos aumenta y sorprende por sus dimensiones: la venta de los discos clásicos aumentó en un 33.5% respecto a la primera mitad del 2012.

Como en el resto del mundo, en la Argentina los vinilos resistieron en un primer momento desde las casas de los melómanos y las pequeñas tiendas perdidas, pero actualmente son los protagonistas de un segmento creciente de consumidores especializados, que día tras día son más codiciados por la industria discográfica, en el marco de un fenómeno que podría parecer anacrónico pero tiene su lógica.

Los defensores de este formato argumentan a favor del vinilo que predispone mejor a la experiencia de escuchar la obra como la pensó el artista, que no hay artificios impuestos y que el oído descansa entre tema y tema, y entre lado y lado. En contra de este formato podría argumentarse que se raya más que el Cd y que en ese sentido hay que cuidarlo más.
En la ya mítica disquería porteña Zivals dicen que las ventas de vinilo crecieron en forma notable en los últimos meses (aunque siguen representando un porcentaje menor del total de ventas del local). Los responsables del lugar sostienen que la tendencia seguirá creciendo, aunque no se convierta en una moda masiva.

En el mundo, buena parte de los músicos con gran convocatoria y muchos de alcance más modesto hacen pequeñas ediciones en vinilos –muchas de ellas también incluyen bonus digitales–. En la Argentina, bastante más a pulmón, pero con igual entusiasmo, Charly García, Gustavo Cerati, Miranda!, Babasónicos, Divididos, Ratones Paranoicos, Los Natas, Leopoldo Federico junto a El Arranque, Boom Boom Kid, El Mató a un Policía Motorizado y Pablo Dacal –mediante la metodología de crowdfunding o donación previa–, entre otros, también lo hicieron.

En síntesis, el regreso del vinilo encarna una cruzada minoritaria pero en crecimiento, lo que, en tiempos de ansiedad y sobreinformación, no deja de ser una noticia inspiradora.