Cátedra Cosgaya Tipografía 1 y 2 | Carrera de Diseño Gráfico | FADU/UBA
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Sobre tipografías «buenas» y «malas» y sus usos: Breve historia de la Comic Sans

¿Qué criterios usamos cuando decimos que una tipografía es buena, mala, fea, o una porquería? ¿Alguno de ustedes ha googleado alguna vez cual es la génesis de nuestra “archienemiga”, la Comic Sans? Pequeña reflexión sobre su historia, su creación, sus usos y su posterior rechazo colectivo.

El día en que se lanzó la consigna del Tipoblog, pensé para mis adentros “ojalá me toque postear dentro del marco del tp actual (especimen)”. Igual, era más que obvio, por mi apellido siempre soy primera en las listas. Y pensé en esto porque ya más o menos tenía una idea en mente.

Durante la primera clase del TP2, en la que llevamos nuestras familias tipográficas elegidas para desarrollar el especimen, charlando en la comisión surgieron -entre otros-, temas como la versatilidad de las familias, sus variables, sus diferentes aplicaciones, y la duda de cuándo una tipografía es “buena o “mala” (algo que para mí debe tomarse con pinzas); a veces una tipografía es tildada de horrible por su uso incorrecto. Y aquí es donde comienza la historia que quiero contar.

Durante el verano estuve muy entretenida leyendo un librito que adquirí como auto-regalo de cumpleaños: Se titula “Es mi tipo”, de Simon Garfield, y cuenta diversas historias y anécdotas sobre muchas familias tipográficas que usamos corrientemente, sus empleos, sus creadores, y sus usuarios . Es atractivo, de fácil lectura, amigable. El primer capítulo, como para romper el hielo, está dedicado a la historia de una tipografía que muchos en nuestro ámbito han de despreciar: la Comic Sans.

Es así. El odio y defenestración hacia la Comic Sans se ha vuelto moneda corriente, incluso entre la parte de la población no diseñadora. ¿Pero alguien acaso se ha detenido un momento a pensar qué es lo que nos llevó a ésto? ¿Alguno de ustedes ha googleado alguna vez cual es la génesis de nuestra “archienemiga”? ¿Con qué criterios decimos que es una porquería? Hago estas preguntas a modo de reflexión, y no para tomar partido por nadie.

Resulta que toda tipografía está pensada y diseñada para un fin. Sí, incluso la Comic Sans. Esta fue entregada al mundo con buena voluntad, y su objetivo nunca fue el de esparcir el odio, ni terminar estampada en la puerta de una ambulancia, ni sobre una lápida. No.

Comic Sans fue diseñada en 1994 por un hombre llamado Vincent Connare. Como buen diseñador, él buscaba solucionar un problema con el cual sus jefes se habían topado inesperadamente.

Connare trabajaba como ingeniero tipográfico para Microsoft Corporation. Un día, se encontró con algo extraño mientras se adentraba en una copia de prueba aún no publicada de Microsoft Bob, un paquete de aplicaciones diseñado con el fin de ser especialmente fácil de utilizar. Entre otras cosas incluía un administrador financiero y un procesador de textos.

Lo que Connare notó fue que algo no estaba funcionando: el tipo de letra empleado. Las instrucciones, que habían sido redactadas en un tono amigable y “dummy friendly”, y que estaban atractivamente ilustradas, iban en Times New Roman. Todo hacía ruido, debido a que el diseño era cálido y suave, pero estaba acompañado de la tradicional y algo fría Times. Agreguemos que el paquete tenía como mascota ayudante a un perrito llamado Bob que no paraba de mover la colita.

Para este hombre, la aplicación necesitaba una interfaz que pareciese dibujada por una mano amiga, humana. Por eso, sugirió repensar el aspecto del Microsoft Bob; abrió la entonces habitual herramienta para diseño informático de fuentes, el Macromedia Fontographer, y dibujó una y otra vez las letras dentro de una rejilla hasta dar con lo deseado: caracteres redondeados, suaves, sin ningún borde afilado. Como buen tipógrafo, creó mayúsculas, minúsculas, signos de todo tipo, e imprimió para comprobar sus dimensiones cuando se situaba a las letras una junto a la otra, calibrando así los espacios, los colores, las interletras e interlíneas, el peso, el rendimiento, y demás.

Terminado su trabajo, le adjuntó su creación al equipo de desarrolladores del Microsoft Bob, los cuales respondieron con malas noticias: la nueva fuente no encajaba en la aplicación. Todo el paquete de programas había sido previamente diseñado para ser usado con Times, no sólo por la elección y el tamaño de la misma, sino por todos los espacios generados para contener los textos escritos con esta tipografía. Comic Sans ocupaba algo más de espacio que la Times, así que ambas no podían intercambiarse así como así. Por eso,  el Microsoft Bob vió la luz con su diseño convenido previamente.

Y no fue ningún éxito. Pero nadie le echó la culpa a un tipo de letra inapropiado.

Un tiempo después, la obra de Connare fue adoptada para el Windows Movie Maker, que resultó ser un rotundo éxito. Y así despegó a la fama una fuente que había sido ideada para solucionar un problema.

Comic Sans se globalizó luego de ser incluida como fuente complementaria en Windows 95. A partir de esto, todo el mundo pudo leerla… y también utilizarla. Por sus características, uno la aplicaría más en un título de un trabajo de la primaria que en otro lugar. Pero pronto comenzamos a verla aplicada también en cartas de restaurantes, tarjetas de felicitaciones, invitaciones de cumpleaños, etcétera. Como un buen chiste, al principio hacía gracia. El mismo Connare explicó el suceso: “A veces funciona mejor que Times New Roman, eso es todo.”

Luego empezó a utilizarse en lugares como páginas porno, camisetas de fútbol, en la BBC, en la revista Times y hasta en una publicidad de Adidas. Incluso se hizo corporativa. De repente Times New Roman dejó de ser aburrida.

Con el cambio de siglo, a la gente comenzó a molestarle la Comic Sans; primero entre risas, luego más violentamente. Los blogueros le dieron la espalda. De repente Vincent Connare se vió en el epicentro de una campaña de odio cibernético. Hasta apareció un grupo oficial llamado “Ban Comic Sans” (prohíban la Comic Sans), que contaba con una website y merchandising oficial: tazas, gorras, camisetas… La campaña anti Comic Sans llegó incluso al Wall Street Journal, en donde se le dedicó una columna en primera página, en la que se explicaba que, gracias a su impopularidad, la fuente se estaba convirtiendo en un símbolo retro-chic, así como las lámparas de lava.

Connare podría habérselo tomado de muchas formas, pero fue inteligente y agradeció toda la atención que había suscitado. En los casi veinte años que pasaron desde que Comic Sans fue creada, Connare también ha realizado otras tipografías, como por ejemplo Trebuchet, una sans serif humanista semiformal de forma redondeada, ideal para diseño web (Nota de color: Tanto Trebuchet como Comic Sans son muy apreciadas por los profesionales que trabajan con niños disléxicos, por su trazo claro y sencillo, que las convierte en más accesibles que otras fuentes tradicionales de mayor dureza). Pero casi todo el mundo lo sigue reconociendo por su creación original. Cuando le preguntan qué hace, dice que diseña caracteres tipográficos; y si le preguntan “¿como cual, por ejemplo?” el responde “¿conocés la Comic Sans?”, y todos siempre asienten. “Si te encanta la Comic Sans, es que no sabés mucho sobre tipografía. Si la odiás, igual. Deberías pensar en buscarte otro hobby” dice Connare.

 

Para concluir con esta pequeña historia –que espero que haya conservado el hilo narrativo-, los dejo con unos curiosos afiches de Comic Sans que encontré hace tiempo y me resultan llamativos, la serie se llama “Fuck Stereotypes” y fueron realizados por Pol Solsona. 

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Fuentes:

“Es mi tipo”, Simon Garfield, 2011. / Fuck Stereotypes



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